martes, 5 de abril de 2011

Primeros, despreciables, pasos! (Primera Parte)!

Les contaré cómo fue que despertó mis ansias por el papel y lapicero, y para eso tendré que narrarles mi recorrido de estudios superiores. Egresé del Colegio en el 2007. Luego, como todo escolar egresado (que, encima, tiene un padre preocupado y dedicado a todos los conocimientos que su hijo pueda imbuir), tuve que hacer estudios pre-universitarios para poder "sobrevivir" a los requisitos estrictos que una Universidad prestigiosa y "conocida" pone a su criterio. Para ese entonces quería estudiar Ing. Civil y me daba igual estudiar en cualquier, majadera, Universidad que pueda existir. Me inscribieron, pues, en la academia Trilce de la Av. Arequipa, a comienzos del 2008, con el fin de, disque, inclinarme a una carrera que pueda ser soporte a mi futuro. Quería Ing. Civil por mi papá ya que él es Ing. y, bueno, de chico me inculcaba, inspiraba y me llevaba a sus obras y todas esas cosas. Estando en la Trilce me aburría demasiado ya que instruían los mismos cochambrosos cursos de los 11 putos, pero al fin terminables, años del Colegio. Hablando muy seriamente con mi papá y haciéndole saber con seguridad (en ese entonces) sobre mi agrado y convincente decisión hacia Ing. Civil, decidimos interrumpir dicho año académico para que yo empiece a estudiar, de una puta vez, tal carrera.

Luego de 3 meses, de repente, apareció el hermano de mi mamá (tío Fernando) con un pedazo del diario El Comercio que figuraba con letras grandes y mayúsculas: IFB. Presumo que la mayoría sabe qué significan dichas iniciales o por lo menos lo han escuchado alguna vez con sus cerdosos oídos. Joder... significa Instituto de Formación Bancaria. Hubo polémica y un gran debate acerca de lo que iba a estudiar, y yo ni enterado. Bueno, para eso ya mi tío Fher me había azucarado acerca de la carrera y los beneficios que iría a tener si es que optaba por ella. Bueno, como ya suponen, me matriculé en el bendito IFB de San Isidro en Julio del 2008 con el fin de terminar esos 3 años de Administración Bancaria y luego, claro está, emprender mi pasión por la Ingeniería. Bueno, ahí los ciclos son iguales que a los de una Universidad, sólo que en vez de estudiar 5 años estudias 3 porque, está de más explicar que, es un Instituto y las carreras allí son 3 años, pero, bueno, ya lo escribí. Bueno, en resumen, me di cuenta, luego de 1 ciclo (en Noviembre de ese mismo año), que eso no era para mí porque... no sé, sólo me di cuenta, o sea, los profesores hastiaban con sus clases y todo era muy rápido y no me gustaban los cursos de letras (en ese entonces) porque, claro, prefería números ya que quería ser Ingeniero. Bueno, como suponen todos, mis padres me dieron un discurso de amonestación y recriminación, la clásica si dejas una carrera (así sea de sólo 3 años) que, suponiéndose, te gusta. Para ese entonces, mi papá estaba trabajando en Trujillo supervisando una obra y me preguntó si deseaba ir a estudiar Ing. Civil a Trujillo, y mi respuesta fue, pues, obviamente, que sí.

Pasó Navidad, mi cumpleaños y Año Nuevo (respectivamente).

Era Enero del 2009 y ya habían pasado 2 años sin haber hecho algo por una vida más culta y servible, pero (siempre hay uno) en Marzo me mudaba completamente a Trujillo para, por fin, estudiar "lo que me gustaba" en la UPAO (Universidad Privada Antenor Orrego), y lo bueno es que es una Universidad muy acogida por las pruebas de conocimieto y que se habla bien de ella en todo Trujillo. Recuerdo muy bien, también, que, a principios de Enero, mi papá también me propuso chambear con él 2 meses, hasta que repunte mis estudios en Marzo. Viajamos a Trujillo. Empecé a chambear a mediados de Enero como Supervisor de Logística del, en ese entonces, Ingeniero residete de la obra. Suena bonito e interesate, verdad? Pues, era una chamba un poco exclusiva ya que me pagaban por realizar nada. Sólo tomaba nota de los materiales y provisiones que extraían y regresaban al almacén. Bueno, pues, estaba satisfecho y no poco complacido con la chamba y también por saber que no iría a clases con la billetera desinflada.

Terminados los 2 meses de chamba, era tiempo de cambiar de aires. Me alojé, me hospedé, me albergué y me instalé en una casa-pensión muy linda, en pocos aspectos, a espaldas de la Universidad en la Urb. La Alborada. Recuerdo que era grande, balcón hacia la calle y de una fachada presentable con escalera directa a los dormitorios alquilados después de la puerta de entrada (vale rescatar eso ya que en otras pensiones tienes que pasar por las habitaciones de los dueños para poder liberarte y la cosa no es así, pues). Nosotros (los pensionistas) vivíamos en un segundo piso, menos mal, alejado de las escaleras del primer piso que es donde vivían los, latosos pero muy pocos corteses, dueños. Los habitados, en el tiempo que yo residí allí, fueron muy cordiales y amables en mi arribada. Afortunadamente me agarré y me aferré al cuarto más grande, bueno, era el único que quedaba también. Después de unos agotables días de arreglar mis porquerías, trastos y cachivaches, por fin podía salir al balcón a fumarme un pucho, lo malo del balcón es que era una zona común y que cualquier inquilino podía transitar por ahí. Éramos, contando conmigo, 9 varones (no puedo decir hombres porque no conocía a algunos) y 1 dama (a las mujeres, sí, con mucho respeto, por supuesto). Bueno, fue ahí, en el balcón, donde conocí a dos de ellos: Pol y Roy que son de La Selva. Luego conocí al chato Dante que también es de La Selva, bueno, en realidad todos eran chatos para mí, pero Dante era el más chato de todos los chatos, al menos, de Trujillo, y a Humberto de Tumbes. Después conocí a Yerko y a su tío Luis (de Cajamarca los dos) que vivían en un mismo cuarto, y a los dos restantes nunca los conocí, es mas, casi nunca los vi. La dama era conviviente de uno de ellos. La cosa se ponía interesante y el ansia de empezar la Universidad se hacía cada vez más grande.

CONTINUARÁ...!

No hay comentarios:

Publicar un comentario